Tip Nº20: ¿Cómo hornear las perfectas galletas para decorar?

La tradición de hacer galletas decoradas en estas fechas de Navidad proviene de los países del norte, donde hornear parece ser una muy buena idea tanto para regalar como para calentar la casa de forma eficiente (un dos por uno). Pero en países del lado sur del mundo, donde estamos entre finales de la primavera y principios del verano, ya podemos sentir fácilmente 30 grados de calor y encender el horno es lo último que se nos ocurriría hacer; pero de todas formas hacemos el gran sacrificio de aumentar en cinco grados más la temperatura de nuestro hogar para demostrar nuestro amor a otros. ¡Qué mejor forma de demostrar cariño a amigos y familiares con este obsequio tan rico!

La temperatura juego un rol super importante durante la preparación de las galletas, por lo que muchas veces podemos cometer errores por este mismo factor. Es por ello, que si ya te has comprometido a hacer este sacrificio, hagámoslo bien y que el resultado sea excelente y valga 100% la pena el tiempo en el sauna repostero (jejejeje). 

A continuación te dejaré algunos consejos que que te ayudarán a que este proceso sea más fácil y agradable. Estos consejos están enfocados para quienes deseen hornear en temporadas de calor (temperaturas sobre 25 grados) y no fallar en el intento. 

1. Cuidado con los ingredientes a demasiada temperatura ambiente

Como ya he recomendado en  post anteriores, siempre se debe tener los ingredientes a temperatura ambiente; excepto que la receta diga lo contrario. En el caso de las galletas para decorar, el ingrediente protagonista es a mantequilla. Esta debe estar a temperatura ambiente, de lo contrario al mezclarlo con los demás ingredientes quedarán grumos de mantequilla que no se disolverán y al hornearlo habrán huecos o sectores quemados en la galleta. Pero también debemos considerar, que al encontrarnos en un ambiente con alta temperatura, la mantequilla se ablandará bastante más rápido de lo usual, por lo que bastará tenerla fuera del refrigerador unos 20 minutos. Si dejamos pasar más tiempo que ese, nuestra mantequilla podría quedar derretida y la mezcla con una consistencia chiclosa (no una masa compacta) pegándose la masa en nuestras manos, y lo primero que haremos será agregar más harina pero ¡NO caigamos en esa tentación!. Las cantidades son correctas, sólo que la mantequilla se expuso por mucho tiempo al calor y estará muy líquida. En caso que eso te ocurra, vuelve a colocar la mantequilla en el refrigerador por uno 20 minutos, hasta que vuelva recomponerse y estar «pomada». 

2. Batir y mezclar bien

Se puede usar batidora eléctrica o las manos. En caso de usar la primera, y tu batidora sólo tiene varillas (no paleta), cuando agregues la harina hazlo sólo con las manos. Y si usas tus manos en todo el proceso, te aconsejo que no mezcles tan enérgicamente para que tus manos no se calienten, ya que ese calor puede traspasarse a la masa y quedar «pegote» (*) Un truquito para esto: ten una fuente con hielo o agua fría para que puedas colocar tus manos cada cuanto adentro y las seques con un papel absorbente antes de seguir mezclando (*)

Recuerda: no estamos haciendo pizza; sino que galletas. No debemos sobreamasar, ya que podrían ocurrir dos cosas: calentar mucho la masa y quede todo pegote; o que el gluten de la harina se active y nos queden unas galletas super duras. 

Si preparas las galletas con niños te recomiendo que dividas la masa: una para regalar (la que harás tu) y la otra se la des a los niños para que jueguen con ella. A ellos les encanta amasar como si  fuese plasticina, así que dejémoslos que jueguen con ella todo lo que quieran y esa masa la horneas aparte. Notarás la diferencia entre ambas masas una vez que las hornees: la de los niños estará más dura, pero super rica. 

Lo más importante es batir bien la mantequilla con el azúcar, para que el azúcar pueda disolverse bien. Pero no es necesario batir demasiado cuando agregamos el huevo (o clara o yema, dependiendo de la receta), ya que no queremos que entre aire a la mezcla; a diferencia de un bizcocho. 

3. Reposar la masa

Este consejo fue un antes y después en mis galletas. Recuerdo haberlo aprendido de una amiga de mi mamá que había vivido en Estado Unidos por mucho tiempo y sabía cómo decorar las galletas con glaseado, lo cual era algo muy novedoso para mí (año 2004 aproximadamente). 

El refrigerar la masa de las galletas para decorar es EL PASO MÁS IMPORTANTE. Con esto ayudaremos a que la masa repose y se relaje; ya que después la estiraremos y estaría muy «flácida» o «débil». Además, la mantequilla puede volver a tomar estructura. 

Si nos saltamos este paso, lo más probable es que agreguemos más harina a la masa porque estará «pegote»; pero al refrigerarla y estirarla notaremos como la masa habrá tomado firmeza y no será necesario agregar más harina (excepto un poco para el mesón). 

Lo recomendable es refrigerar la masa como mínimo 1 hora, pero lo ideal (cuando hay mucho calor) es hacer la masa en la noche o muy temprano en la mañana, y refrigerarla hasta el otro día. 

4. Hornea simple y rápido

Para que el proceso de hornear no se vuelva un sauna (jajaja) te aconsejo lo siguiente: 

Ten a mano algún ventilador o aire acondicionado, ya que por lo menos estaremos horneando unos 4o minutos. 

Siempre ten agua y mantente hidratado, ya que uno puede deshidratarse fácilmente con el calor.

Cuando saques la masa del refrigerador, divídela en cuatro partes y sólo usa un cuarto, el resto vuelve a guardarlo en el refrigerador. 

Usa un uslero druso y grande para que no te desgastes tanto en estirar la masa. 

Te recomiendo que la masa no sea tan delgada porque después del horno puede romperse con facilidad y es más probable que se te puedan dorar (o quemar) de más. La proporción es: 

MÁS DELAGADA = MENOS TIEMPO EN EL HORNO

MÁS GRUESA = MAYOR TIEMPO EN EL HORNO

Compra MOLDES MEDIANOS A GRANDES y que sean de SIMILAR TAMAÑO y sin tanto detalle. Si tienes mucha variedad de tamaños, no se horneará parejo (algunos estarán muy horneados y otros medios crudos). Y mientras más grande sea el cortador, menos te demorarás en estirar la masa para cortar, aunque te saldrán menos galletas. Y mientras más simple sea la forma será más fácil de decorar. Si tiene mucho recovecos también corres el riesgo que se te rompa al sacarlo de la bandeja después de hornear. 

5. Últimos (no tan) detalles

Te recomiendo que las galletas decoradas las hagas con tiempo. Divide la preparación en tres días: un día haces sólo la masa; otro horneas y después decoras.

Sabrás que las galletas están listas del horno, cuando el borde de ellas esté dorada. No hace falta que la galleta esté completamente dorada. En este tipo de receta sólo queremos asegurarnos que el huevo esté cocido y los demás ingredientes hayan compactado.

Después de hornear y dejar enfriar las galletas, guárdalas en un contenedor hermético para que no absorban la humedad y queden blanduchas. 

Si quieres hornear y decorar el mismo día, asegúrate que las galletas se hayan enfriado bien, porque si aún conservan calor en su interior, el glaseado se estropeará y se desparramará de la galleta. 

 

Espero que estos consejos te hayan resultado de gran utilidad, como lo han sido para mí. 

Ya pronto subiré algunos consejos de la segunda parte: el glaseado. 

 

 

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